Los Enemigos Invisibles

Ideología. Ideologización. Se ha ideologizado. El debate se ha ideologizado. Palabras reservadas de algunos para hacer referencia a lo que para ellos se aparece como esporádicas revivencias de un imaginario fénix socialista. Es que claro, luego de haberse oxidados la hoz y el martillo soviéticos, estos caballeros creen que cualquier espejismo que anuncie un mínimo retorno de ciertas ideas progresistas significa, necesariamente, la vuelta a una doctrina derrotada en todos los ámbitos: social, moral, intelectual, científica, humana, económica y así; y que, ante tal vencimiento, no existe el derecho a pataleo, a golpear la mesa y exigir, a pegar portazos mentales ni a escribir garabatos con bisturíes despuntados en los duros pellejos de la democracia, el mercado y los valores fundamentales.

Para ellos las ideas progresistas son reminiscencias de enemigos vencidos, de temores resueltos hace 35 años tiempo nacional o 18 años tiempo internacional. Sin embargo, no es miedo ni temor a una vuelta al maoísmo agrario sindicalista popular lo que, al menos en apariencia, les asusta. La supuesta externalización de su temor no es más que un revestimiento simbólico de sus antiguos uniformes de combate; su postura rígida y su voz ofendida un antiguo ritual de perpetuación de la victoria. Doctrinarios y desagradables, la sagrada función de ese rito del lenguaje escrito y corporal la realizan entre el limitado círculo de los propios miembros, escudándose detrás del temor que produce cualquier cambio social, y escondiendo la necesidad de exteriorizar su cobardía y miedo a la expropiación de sus privilegios detrás de murallones de fierro, cemento y vidrio molido.

Se burlan de los demás: exigen a los excluidos de un sistema educativo eficaz la capacidad de sentarse a negociar desnudos y parecer convincentes al mismo tiempo; exigen que sean capaces de subirse a pedir al taburete nacional ocultando las cicatrices de la marginación con la manos callosas y con olor a Rinso. Exigen que los demás sean libres, no por principio ni por amor a una igualdad inherente, sino porque se aseguran que cualquier alegato que les obligue a ceder aparezca entonces como un atentado contra todos los hombres libres.

En el fondo les tienen miedo. Nos tienen miedo. Somos sus enemigos invisibles que, tal como imaginamos que nos quitaron lo que nunca tuvimos, se imaginan que les vamos a arrebatar lo que nunca se han ganado.

.neanderthalis